Siempre había sido esa niña soñadora que con una simple canción se trasladaba a otro mundo, la que creía en los imposibles, y en ese dicho de "el que la sigue la consigue", siempre había tenido ilusión en sus ojos, y una sonrisa que nadie absolutamente nadie mantenía tanto tiempo encendida como ella, y es que ella siempre había visto el planeta y a la vida en sí como la oportunidad de descubrir cosas increíbles, de volar sin alas, de conseguir aquellos tan preciado llamado felicidad sin buscarla, ella estaba bien con su positivismo hasta que algo la desequilibró, ese algo imprevisto que llega sin previo aviso, ese algo que te hace sentir una felicidad que no sabías que existía, que te hace parecer loca al hacer que te rías sola, esa felicidad que nunca antes había probado, supo volar y no tener miedo, y sí todo eso afirmaba su teoría antes expuesta, pero quien no tiene miedo tampoco es cauto, y ella no lo fue, poco a poco se dejo caer, y la realidad que nunca había visto le reventó en la cara y le partió el alma, le dejo sin esperanza, sin teorías acertadas, no está bien drogarse con amor, y eso masque claro le quedó.